
Etiquetado de productos: ¿Qué métodos hay y cuál es más fiable?
A pesar de que cada producto trae su propia información nutricional, no es comprendida. Te contamos qué es el Nutriscore y qué alternativas hay.
Las pérdidas y el desperdicio alimentario pueden tener su origen en varios antecedentes, ya sea por la utilización inadecuada en la producción o errores en la planificación para la cosecha.
También influyen las malas prácticas de los proveedores o comportamiento inapropiado de las personas consumidoras durante la compra.
El Consejo de Ministros aprobó el 7 de junio de 2022 el proyecto de ley de desperdicio alimentario. Esta ley obliga tanto a negocios del sector Horeca, como a supermercados a informar a los clientes sobre la postura que pueden tomar cuando sobran alimentos.
Además se exponen los derechos que los comensales tienen sobre recibir información por parte de los establecimientos.
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Para intentar reducir estos números, el 7 de junio de 2022 se aprobó el Anteproyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, más conocida como la Ley de Desperdicio Alimentario.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se desperdicia alrededor del 30% de los alimentos que se producen en todo el mundo.
En España, según datos de 2020 del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en los hogares de nuestro país se tiran a la basura 1.364 kilos de alimentos, una media de 31 kilos por persona. El producto más común que se desperdicia es la fruta con el 32,1%. Le siguen las verduras y hortalizas con el 13,6%, el pan con el 4,8% y la leche en un 4,5%.
Este proyecto quiere trabajar acorde con el cumplimiento de los objetivos planteados en la Agenda 2030:
El objetivo principal de la ley de Desperdicio Alimentario es reducir la comida que termina en la basura, en muchas de esas ocasiones estando en buen estado.
Como objetivos secundarios están entre otros:
El Anteproyecto de Ley empieza ahora su trámite parlamentario y se espera que entre en vigor en enero de 2023, lo cual convertiría a España en el tercer país europeo en aprobar una ley con estas características. En las primeras posiciones se encuentran Francia e Italia.
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Hablamos del desperdicio alimentario como “la parte de los alimentos destinada a ser ingerida por el ser humano y que termina desechada como residuo”.
Se establecen dos pilares en la ley de desperdicio alimentario, la prioridad del consumo de los alimentos y la jerarquía de prioridades. Antes de ver el listado del orden de prioridad, tenemos que saber distinguir dos fechas claves: la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente:
Se utiliza en productos muy perecederos (tienden a descomponerse en una duración limitada) como carnes, pescados, productos al vacío o pasteurizados.
A partir de esa fecha, el producto empieza a perder algunas de sus cualidades físicas, pero su consumo sigue siendo seguro. Se trata de sopas, legumbres, aceite, pasta, arroz y conservas.
La Ley de Desperdicio alimentario obligará a todos los establecimientos que sirvan comida, desde bares y restaurantes hasta grandes superficies comerciales, a disponer de un plan de prevención para evitar el desperdicio, en el que se debe jerarquizar el uso que se da a los alimentos antes de tirarlos a la basura.
Además, llegar a acuerdos para donar sus excedentes a empresas, entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro o bancos de alimentos.
La jerarquía de prioridades debería seguir este orden:
Las empresas del sector de la restauración tendrán la obligación de informar y facilitar que el consumidor pueda llevarse la comida que no haya consumido, sin coste alguno para ellos, excepto los bufés libres porque la comida es ilimitada.
Así como disponer de envases que sean reutilizables o fácilmente reciclables. Los comensales pueden llevar los suyos propios si así los prefieren.
Siempre se aplicará la jerarquía de prioridades pero, pueden existir la posibilidad de adaptar actuaciones a las características del sector. Cualquier motivo tiene que estar justificado, ya sea por razones técnicas, viabilidad económica o protección del medio ambiente.
No le afectan estas obligaciones a las actividades de distribución alimentaria desarrolladas en establecimientos con una superficie útil de exposición y venta al público inferior o igual a 1.300 m2.
La norma desglosa por diferentes niveles de infracción: leves, graves o muy graves, según su grado de importancia:
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Esta ley de Desperdicio Alimentaria es muy necesaria porque no solo se desperdician alimentos, sino también los recursos empleados para producirlos: esfuerzos humanos, técnicos y económicos.
Para lograr este objetivo es necesaria la participación de todos los sectores de la sociedad, involucrando a las Administraciones públicas, empresas privadas, asociaciones, colegios y Universidades, y la sociedad en su conjunto.
Solo así es posible reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario en todos los ámbitos de la cadena de suministro.
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